Paulina Peña Petrellini, hija de Enrique Peña Nieto candidato a la
presidencia de México compartió por Twitter un comentario............ Un saludo a toda la bola de p******s, que forman parte de la prole y sólo critican a quien envidian! ......El filósofo y escritor mexicano Héctor Jesús Zagal Arreguín le escribe como respuesta:
No
tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco
tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al
escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del
oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una
democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una
figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por
qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios
públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir
críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El
sueldo bien vale esos golpes. ¿No?
Pero no es de tu padre de
quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas
utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es
disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría
que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos
hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a
los hijos de los trabajadores, de los obreros.
¿Oíste del
escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía
llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la
mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de
un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da
vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de
tamales o un plomero?
Sin pretenderlo, con tus palabras has
revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a
quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la
hija de un candidato presidencial!
“Hijos de la prole” son, en
efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el
metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no
utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el
hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole,
por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del
seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en
salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos.
Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre
gana en una semana.
Cuando leas estas líneas has el siguiente
ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas,
desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que
traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo
duro?
Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu
“realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no
es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a
gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados,
depende de esas personas a quienes menosprecias.
Ojalá este
gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa.
Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de
la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una
persona que desprecia al proletariado?
Mira Paulina, me parece
que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu
escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar.
Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus
estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros.
Algunos trabajan desde niños.
Paulina, haz puesto en riesgo el
futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro
en riesgo el futuro de México
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Roberto J. Falcón.